Las emociones del pan
Una panadería en el Casco Viejo de Bilbao, hermosas hogazas de pan detrás de un mostrador. Hora punta, una cola hasta la puerta, varias personas desean comprar su hogaza. Un señor señala una hogaza cocida en horno de leña y la dependienta la coloca en el mostrador. El señor atrapa con su mano la pieza y le da la vuelta “Esta no, que está manchada de carbón”. La dependiente le contesta “Señor, no se la puedo cambiar, usted ya la ha tocado y el resto de clientes no la querrán”. Empieza una disputa entre el cliente y la dependienta que finaliza cuando esta le da otro pan distinto. La fila de clientes observamos atónitos la escena.
Viene a mi mente la frase “Los clientes siempre tienen razón”. No siempre, no todos.
Tal vez una de las funciones de un proveedor sea, como en el caso de la dependienta de pan, la defensa de los intereses generales de los clientes frente a las amenazas de algunos clientes particulares, como por ejemplo este espabilado comprador de pan.
Viene a mi mente la frase “Los clientes siempre tienen razón”. No siempre, no todos.
Tal vez una de las funciones de un proveedor sea, como en el caso de la dependienta de pan, la defensa de los intereses generales de los clientes frente a las amenazas de algunos clientes particulares, como por ejemplo este espabilado comprador de pan.
2 comentarios:
A ese lema de "el cliente siempre tiene la razón" habría que añadirle un corolario o algo así, tipo "menos los clientes gilipollas por naturaleza".
En fins...
Es que con el pan no se juega, que es cosa seria ;-)
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